XXVI-IX-MMIX
Posted by María Gabriela | Posted in | Posted on 0:05
Ya pasaron tres días. Siento como si hubiera pasado toda una vida ya, y recién te fuiste. Todavía tengo y voy a seguir teniendo la espina clavada, por no haberte despedido antes. Te pido perdón, viejita; pero es que estaba muy asustada por todo. Aturdida y sin querer aceptar que esto algún día (tarde o temprano) iba a llegar.
No dejo de pensarte, una, dos... mil veces al día. Siento que me ahogo yo misma, pero no lo puedo evitar. Si tan solo hubiera abierto los ojos a tiempo, de no haber sido tan cobarde, seguramente te podría haber despedido. Juro que no me lo voy a perdonar. Te prometo que te voy a ir a visitar en un tiempo más, a vos y al Abuelo. Pero necesito un tiempo para asimilar todo. Está pasando todo muy rápido y siento que el tiempo se me escurre entre las manos, aunque los días parecen eternos.
Anoche estuve cerca tuyo, en un sueño. Te recordé tan claramente que cuando desperté creí que todo esto era el sueño, y no al revés. Te ví tan sonriente como siempre. Corriéndonos a Guille, Agus, Diego y Caro por el patio. Por un momento me quedé tranquila pero ahora, a la noche es cuando te extraño. No sé qué tiene la puta noche que hace que te extrañe.
Hoy mientras trabajaba me acordé de este último tiempo, cuando te fui a ver y me dijiste: te quiero mucho, Gabrielita. Lo recordé y se me dibujó una mueca. Pero después bajé y tuve que ver la realidad. Este presente en el que no estás (físicamente), pero que estás de otras mil formas.
No quiero preocuparte, yo me voy a poner bien. Todos en realidad. Ahora estamos mal por el Tío, este boludo que no se cuida y ahora está dándonos sustos. Y un poco golpeados por tu ida. Espero que estés bien allá arriba con Antonio, a quien tanto extrañabas y recordabas diariamente. Dale un beso de nuestra parte.
Solo pasaba por acá para decirte esto, que te extraño y jamás te voy a olvidar. Perdón por tan poco y por no abrir los ojos en el momento correcto; a veces el hacer las cosas mal, nos ayuda para no volver a hacerlas.
Te amo Abuela, hoy y siempre.
Yo, Gabrielita.
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